jueves, 13 de agosto de 2009

Fish&chips (Las patatas mutantes)

No sé cómo no lo he publicado antes.
Primer cortometraje de las afamadas directoras, guionistas, productoras, co-productoras, actrices, montadoras, directoras de casting, decoradoras... genios del séptimo arte, Iris Sánchez Rico y Eva Iráizoz.

FISH&CHIPS (Las patatas mutantes)

No se lo pierdan.

PARTE 1: http://www.youtube.com/watch?v=k2FrRAnrgCA
PARTE 2: http://www.youtube.com/watch?v=EiFDNwjLqGg&feature=related




martes, 11 de agosto de 2009

Ben

Grandísimo personaje.
http://es.lostpedia.wikia.com/wiki/Benjamin_Linus

Contraluz

Me encantaría saber hacer una buena foto a contraluz. Y tener el material para ello. En fin, que le vamos a hacer.
Voilá! Iglesia de Nuestra Señora de Los Arcos.


domingo, 2 de agosto de 2009

Del tirón.

He visto que el mes de julio no existe. Aprovechando que me he puesto y del tirón, aqui van algunos recuerditos del último fin de semana en la playa. Porque no todo es trabajar.






24 horas.

Tenía los ojos verdes, el pelo castaño, rizado, bastante descuidado. La tez blanca, como de haber pasado toda una noche sin dormir.
Los ojos aún llorosos y la voz entrecortada. Me pidió un certificado de fallecimiento. Con cara de haber visto un extraterrestre, balbucée:

- Eh… euh…

- Sí, sí, se venden en las farmacias. De toda la vida, vamos.- contestó de forma tajante.

- Sí, claro…

¡Cómo si lo supiera!
Busqué en todos los cajones, en el despacho, al lado de las aspirinas, enfrente de los anticelulíticos, hasta entre los condones, debajo de las recetas. Nada.

- Perdone… no nos quedan…

- Gracias. – contestó ella con resignación.

Niñata de mierda, debió pensar. Se acaba de morir mi padre, estoy destrozada, llevo tres días sin dormir. Le he visto sufrir hasta el último suspiro. Sólo quiero un puto certificado de fallecimiento. Un puto papel. Son las seis de la mañana, quiero terminar todo el jodido lío administrativo y echarme a llorar tranquila. Echarme a llorar. Llorar. Descansar.

Dos minutos después de despedir a la muchacha, encuentro el dichoso papelito. Amarillo, muy elegante. Un A3 doblado por la mitad. A doble cara. “Certificado médico de defunción”. Con líneas de puntitos para rellenar. Todo un detalle, para que no te dé por escribir más de la cuenta, y, sobre todo, para que no te tuerzas. Que eso queda muy marrano para un certificado de defunción, claro que sí. Y entonces hay una parte que dice “Murió a consecuencia de…………………………………………………………………………………………………………………………………….." Y entonces, el señor Doctor lo rellena. Siempre con palabras muy feas, que no entiende ni dios, y menos los humanos. Porque ya se sabe que el lenguaje médico no está hecho para nosotros, el pueblo llano. ¿Y por qué?

¿Y por qué a esa pobre mujer la mandan a buscar ese puñetero papel? ¿Es que si te lo da el médico pierde emoción?
Y entonces aquí me paro a pensar y caigo en la cuenta de cuánto nos gusta complicarle la vida al personal. Incluso en las cosas más tontas. No sé si por ser guays o por ser capullos.
Viene a ser como cuando vas a un restaurante pijo (pijo, en el sentido más despectivo de la palabra) y entre los platos más caros y selectos hay uno que es “Embrión de pollita de la granja San Francisco escaldado en Oro Andaluz, sobre un lecho de corazones de patata al estilo de la Abuela Paca y espolvoreado con depósitos de agua de mar evaporada” Y entonces no sabes si te has pedido un huevo frito con papas o si te va a aparecer Tom Cruise con sus colegas de la Cienciología, y ¡hala! ¡A comer placenta!
Vaya tela.

Y así estamos, señores. Complicando las simplezas de la vida. Complicando el nacer, el morir, el vivir en paz.
Y yo, de la misma forma. Pasando las noches disfrazada de farmacéutica sabelotodo, ocultando mi ignorancia, mi miedo, mi tristeza al pensar que yo también soy de esa clase de gente que complica vidas. Aunque sin saberlo, sin quererlo y, muchas veces, sin más remedio. Lo juro.

Y sí, papá. La noche se aguanta mejor cuando vas de copas.